martes, 2 de junio de 2009

Jet Lag

Acabo de volver de La Romería. Lo pongo con mayúsculas porque es LA ROMERÍA de las romerías. Sin ofender a nadie, sólo quiero haceros llegar que los peregrinos que cada mayo desde cualquier parte del mundo se reúnen en una pequeña aldea onubense traen en sus corazones la fe, la ilusión, las ganas, todo lo importante que hace que una persona sea más que un cuerpo, sea un alma.
Estaba yo entonces, intentando recuperarme de todo lo vivido para volver a una rutina (más dura de la habitual por la época de examenes en la que estoy inmersa) en la que ni de lejos puedo sentir lo que en El Rocío tuve.



Me sentía como cuando tienes jet lag. Según la wikipedia, el jet lag es el desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona y el nuevo horario que se establece al viajar en avión largas distancias, a través de varias regiones horarias. Entre los posibles síntomas provocados por el jet lag se encuentran: fatiga, cansancio general, problemas digestivos, confusión en la toma de decisiones o al hablar, irritabilidad, apatía...
Entonces pensando en el jet lag, me di cuenta que no hace falta cruzar el mundo en avión para sentirlo. Hay muchos tipos de jet lags que vives sin despegar física, puede que sí psiquícamente, del suelo que pisas.

El jet lag de cuando se termina una relación amorosa. De repente lo que tenías, a lo que te habías acostumbrado en un plis, desaparece. Para poder recuperarse de ese hace falta tiempo, entre otras cosas. Hay otro jet lag que se tiene tras un precioso encuentro con alguien que jamás volverás a ver y que ha rozado por un segundo tu corazón. Como una estrella fugaz que desestabiliza por unos momentos tu realidad. Hay jet lags a la mañana siguiente de una marcha con litros de alcohol, algunos lo llaman resaca. Pero considero que puede tratarse de una tipología de jet lags.

Al fin y al cabo, jet lag es un desequilibrio. Cualquier aventura es como un viaje en avión: ya sea ir a China, enamorarse, desenamorarse, emborracharse... El desequilibrio puede provenir de cualquier cosa, por eso estamos expuestos a la posibilidad del jet lag a lo largo de nuestra vida. Pero ello no significa tener que dejar de vivir, todo lo contrario. Los que temen este tipo de desequilibrios no consiguen ser personas plenas. Se están perdiendo los choques, los golpes, los "suicidios emocionales" que todos debemos hacer de vez en cuando para llegar a ser quien realmente seremos. Los cobardes....¡ay! qué de cosas se pierden.

1 comentarios:

Daniel Jurado dijo...

Muy buena tu tipología de jet lags. Toda la razón del mundo.

Yo creo que vivo en un jet lag permanente. Y lo peor no es eso, sino que siempre ha sido así.

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